Cuando los hijos se van del hogar- Síndrome del nido vacío

Tener hijos es una parte de la vida que define a las personas; esperarlos, tenerlos, criarlos, verlos crecer y finalmente marcharse a hacer sus propias vidas es un viaje inigualable que otorga un sentido diferente a nuestras vidas. No obstante, hay algunas personas para las que dejar ir a los hijos no es tan sencillo o satisfactorio como parecería ya que sienten el vacío de perder su compañía, a esto se le conoce como síndrome del nido vacío y es más común de lo que parece. Hoy en Adultos Mayores hablaremos de este síndrome, qué es y cómo sobreponerse a él.

Muchas parejas viven para ver crecer a sus hijos, es para ellos una actividad satisfactoria la de saber a sus hijos maduros y triunfadores, listos para afrontar la vida adulta; para ellos los logros de sus hijos son en parte logros propios. Así, los hijos que alguna vez mecimos para dormir en las madrugadas, parten y dejan un hueco en el hogar y en nosotros. Pero ¡esto no es tan malo como podría parecer! Al irse los hijos, una persona o una pareja tiene tiempo para volver a dedicárselo a sí mismos, aparte de tener en cuenta que los hijos nunca se van por completo; siempre estaremos en contacto con ellos, nos visitarán y procurarán.

Al irse los hijos una pareja tiene tiempo de sobra para dedicárselo a su relación; si bien criar a un hijo es un trabajo pesado que puede traer algunos problemas en la relación, la partida de los mismos trae a sus vidas de vuelta la confianza y compañerismo que una pareja tiene después de convivir durante tantos años a través de tantas situaciones. Para una madre o padre solteros, el momento en que los hijos dejan el hogar es un momento para reencontrarse, para salir, para dedicarse tiempo a sí mismos.

Las consecuencias psíquicas del síndrome del nido vacío se traducen en sensaciones de nostalgia y pérdida de ánimo; la añoranza de los tiempos que se han ido se hace presente y a veces lleva a las personas a vivir una depresion. Hay quienes piensan que sin algún problema podrán afrontar este momento, llevándose una amarga sorpresa cuando sienten la ausencia de sus hijos.

La mejor manera de prevenir el síndrome del nido vacío es prepararse con anticipación; tener en cuenta que los hijos algún día tendrán que “volar” y hacer sus propias vidas, hacer viajes con amigos, entrar en contacto con viejas amistades, viajar, conocer nuevas cosas, cultivarse y pensar que todo cambio fortalece y los ayudará tanto a ellos como a nosotros que los vemos partir.

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