Solemos pensar que la caída de los dientes es una cuestión normal de la tercera edad, por lo que le damos poca importancia e incluso muchas personas mayores temen empezar a perder dientes a medida que los años pasan. Si bien hay formas de restaurar la dentadura mediante carillas, implantes o prótesis dentales, la prevención es la mejor forma de cuidar a los dientes.
Las personas que a lo largo de su vida han mantenido una buena higiene dental, cepillando a diario sus dientes, utilizando hilo dental, realizando visitas periódicas al dentista y restaurando sus piezas dentales con resinas u otros tratamientos para combatir las caries y enfermedades periodontales, es probable que al llegar a la tercera edad, sus dientes sean tan fuertes como en su juventud.
Si bien son muchas las causas de la caída de los dientes, las principales son las enfermedades periodontales y las caries, aunque los traumatismos y factores iatrogénicos también pueden causarla. Además de problemas masticatorios, la pérdida dental puede causar dificultad para hablar o pronunciar palabras, la disminución de soporte en labios y mejillas que podría provocar arrugas y un problema estético que puede provocar inseguridad y vergüenza al hablar o sonreír.
Cuando un diente se cae un proceso de absorción o atrofia ósea comienza, dañando al hueso maxilar y mandibular cuya función es sustentar las piezas dentales para permitir la masticación; cuando existen prótesis removibles el proceso de atrofia se acelera, ya que se sobrecarga a los dientes contiguos, pero el no contar con una prótesis o implante dental conlleva una sobrecarga masticatoria en los demás dientes, por lo que se debilitarán y correrán el riesgo de caer o de alterar la mordida y alineación dental.
Las opciones para reemplazar piezas perdidas van desde las prótesis removibles hasta los implantes óseos, que son los más recomendables en los adultos mayores pues ayudan a restituir la eficiencia masticatoria y la apariencia facial natural, ya que las técnicas dentales permiten crear piezas artificiales de excelente calidad y muy similares a los dientes.
Para un tratamiento certero se recomienda acudir con un especialista e indicarle de posibles enfermedades como diabetes, hemofilia, tratamientos con corticoesteroides o anticoagulantes, insuficiencia renal, entre otras que determinan la mejor opción para cada paciente.
Beber mucha agua, una alimentación balanceada, el cepillado diario de los dientes (en los casos de pérdida de movilidad se puede usar cepillos eléctricos) y las visitas al dentista pueden ayudarnos a salvar nuestras piezas dentales.